jueves, diciembre 14, 2006

ENTREVISTA: Juan Calzadilla "Cuando se escribe a mano la escritura se vuelve corporal, se transforma en materia"

Por,

Franklin Fernandez



F.F. - Me gustaría que me precisara cuándo comenzó a escribir y cuándo comenzó a dibujar.

J.C. - A escribir empecé muy temprano. Tal vez cuando hacía el Bachillerato, en Cuarto Año. Era redactor de un periodiquito llamado NACIENTE, que circulaba semanalmente en Altagracia de Orituco, como contraparte de otro periodiquito que circulaba con el nombre de ALBORADA y redactaba el profesor de Castellano, Blas Loreto. Imprimimos diez números. En aquel pueblo también escribí un poemario amoroso, con influencia de Pedro Salinas y García Lorca: “El cielo que me tienes prometido”, en perfecto endecasílabo, y que, por supuesto, rompí. Fue en l952, en plena campaña política contra el plebiscito de Pérez Jiménez, el cual, por cierto, ganamos ampliamente en el estado Guárico.
El dibujo es posterior. Fue un proceso más lento y laborioso, que se inició hacia l955 cuando comencé a escribir sobre arte para periódicos de Caracas. Me parecía que si practicaba el dibujo yo mismo podía llegar a una más rápida comprensión del impulso que lleva a los artistas a dibujar, dado que el impulso de dibujar es lo primero que como necesidad expresiva se presenta en los artistas. Así que pronto envié mis trabajos al Salón Oficial, con un seudónimo (1956).

F.F.- ¿Qué poetas influyeron más en su obra?
J.C. - Depende de la época. Uno siempre está recibiendo y transmitiendo influencia. Pero no es fácil determinar el grado de influencia que se recibe, aunque sí de quién se recibe. En un comienzo tuve influencia de Jorge Guillén y los poetas españoles del 28, incluso de los clásicos, pero después de un tiempo en que sólo me ocupe en prosa de ficción, empecé a leer a Whitman y luego, después de 1956, a los poetas surrealistas, entre los que incluyo al Sánchez Peláez de “Elena y los elementos”. Como puede ver, fue un viraje muy grande, de 180 grados. Luego, más adelante, el principal foco de influencia ha sido la realidad. Ella está todas partes, incluso en la literatura.

F.F. - El dibujo como escritura poética ha sido una de las constantes en su obra plástica. No en vano, podríamos hablar también, de una escritura que busca su transmutación en el dibujo, optando por el grafismo.
J.C. - Ese punto común o constante como usted lo llama, está en la escritura a mano, en la plana, en lo que se conocía en la escuela como caligrafía. Cuando se escribe a mano la escritura se vuelve corporal, se transforma en materia, entonces comienzas a ver el interior de las formas y lo que para la lectura son signos deviene imágenes y volúmenes planos. No he podido escapar a esta obsesión de ver en la escritura formas humanas. Todo lo que hago está signado por el arriba y el abajo de las dos dimensiones del soporte plano. Debe ser porque La bidimensionalidad es lo único real en una superficie que se desarrolla delante de usted como una lámina. Vaya a la historia y encontrará que lo mejor de la pintura está en el plano.
F.F. - En sus dibujos existe un vínculo ineludible entre gesto y lenguaje, entre lenguaje y sentido ¿Puede explicarnos eso?
J.C. - Sí, porque lo gestual es una pulsión caligráfica ampliada y, en sentido contrario, la caligrafía es una gestualización mínima. Eso lo saben los muralistas y los calígrafos chinos. El gesto es lenguaje expresivo condensado y su sentido viene dado por la forma, no por el contenido de la imagen. No sé si me explico. Pero en el buen dibujo lo importante es la intensidad del trazo y la velocidad con que se logra, de modo que lo expresivo de él resulta de las tensiones de los signos y de la relación de éstos con el espacio blanco del soporte. Una simple pulsión, un simple rasgo, ya son suficientemente expresivos.

F.F. - Sus dibujos flotan en un ambiente sustentado por el verbo. Usted hace hablar el dibujo ¿El dibujo nos lleva al poema?

J.C. - He preferido no ponerle piso a la imágenes, ni efectuar modelado, ni valores, ni sombreado. El hecho de que floten es lo que las hace intemporales. Que se sustenten en la palabra, como usted lo ve, se debe a que justamente nacen de las palabras por derivación de ellas en una caligrafía imaginaria. Si fueran formas definidas y acabadas carecerían de interés. Es el dibujo el que debe hablar por sí mismo, y en tal caso no necesita de las palabras a pesar de que la escritura lo sustente.
F.F. - En “Diario sin sujeto” hay un poema que lleva por titulo El POEMA COMO OBJETO, en donde usted precisa lo siguiente: “POESIA, forma de arte puro para el cual las herramientas son las palabras y la materia prima las imágenes, no los objetos”. Me gustaría saber cual es su opinión respecto a la poesía objetual, poesía que, para mí, va desde la creación de los primeros poemas-objetos creados por André Bretón, Jiri Kolar y Jindrish Heisler, hasta concretarse con poetas extraordinarios como Nicanor Parra, Joan Brossa, Guillén Viladot y Bartolomé Ferrando. Mas allá del dibujo y de la poesía objetual, pensando un poco en la llamada poesía de vanguardia ¿usted cree que el poema pueda ser “algo distinto”, tangible; se pueda palpar; incluso, oler, ver, oír…?
J.C. - Poesía objetual. Creo que hay una paradoja en esto, una paradoja que nos mantiene en la ilusión de que podemos hablar de las cosas sin tener que echar mano de ellas y seguir creyendo que tratamos con los objetos cuando en el fondo sólo lo hacemos con las palabras. “Las ideas están en las cosas”, dice William Carlos Williams, sí, pero porque las nombramos. Creo que hay una gran confusión en el uso del glosario de poesía. No es lo mismo el concepto de poesía objetual para Brossa, Guillén Viladot y Frank Fernández que para los concretistas y visualistas de viejo cuño o para los que seguimos empleando el verbo como fundamento material del poema. Yo diría que estamos en una encrucijada y que la poesía se ha escindido y bifurcado en varios frentes, atendiendo a nuevas necesidades expresivas.
Por un lado están los experimentalistas como tú, imbuidos en la fe de que el poema es susceptible de materializarse en “un objeto tangible, distinto, palpable, que puede incluso olerse, verse, oírse”. Muy bien. La poesía llamada sonora, que se hace con sonidos guturales y con el cuerpo, y de la cual nos hizo una buena demostración en Caracas el canadiense Paul Dutton, ¿cabe también en esa categoría objetual? sin duda, en la poesía sonora el medio es el cuerpo humano. La poesía percusiva y corporal, dicha a gritos o cantada, de los africanos, ¿es también poesía objetual? Se trata de modalidades que seguramente entran más en la categoría de vanguardias que la manida y vieja poesía de las palabras. Yo, con todo respeto, prefiero hablar de poesía en un sentido universal, sin condenar a ninguna de las modalidades que no practico, e incluso celebrándolas cuando haya que hacerlo, sin mezquindad ni egolatrismos.
F.F. - En “Máximas y mínimas” usted define el poema: “No necesitas proponértelo. / Sólo tienes que desearlo”. Y en “Diario para una poesía mínima”: “Cada poema experimenta su propio fracaso. / ¿Por qué afanarte en endilgarle el tuyo?”
J.C. - Eso está dicho en un estilo de máximas o aforismos en el que trabajé durante algún tiempo, por los años 80s. Corresponde a un cierto escepticismo crítico que buscaba afanosamente una salida en la fragmentariedad, y que apostaba a la negación de todo lirismo en beneficio de la reflexión. Esto no fue entendido así.
F.F. - En “Diario sin sujeto” usted confirma: “EL POEMA. / Que refleje pero que deje ver. / Como el cristal, no como el espejo”. Más allá de estos poemas breves, de estos conceptos precisos, en su forma más sencilla, humilde, esencial, qué es un poema para Juan Calzadilla.
J.C. - Ese texto condensa lo que ya sabíamos sobre la diferencia entre prosa y poesía. Es decir, entre el poema como medio y fin en sí mismo y la prosa como medio transparente. Se trata sencillamente de una metáfora. ¿Cómo definir el poeta? Por lo visto sólo puede hacerse desde una perspectiva variable y diferente en cada momento. De manera que hay tantas definiciones del poema como poetas. Schiller definía la poesía como la “alegría del lenguaje”. Otros creen que debe producir un estado de gracia; en todo caso, el poema transmite júbilo y a lo mejor ese es su fin último. Max Brod le preguntó a Kafka: ¿La poesía se parece a la religión? Y él respondió: “A la religión no, pero a la oración sí”.
F.F. - ¿Cómo definiría su poesía experimental o literaria Juan Calzadilla?

J.C. - Yo diría que participa de ambos conceptos. Literaria porque conserva la forma tradicional del verso libre, con el ritmo interior propio de la conversación. Y experimental por una cierta voluntad de cambio que ha llegado por momentos a interesarme más en el sentido que en la forma, y a comenzar la construcción del poema a partir de ideas sentido, lo que implica un cierto giro conceptual en mi obra, de las últimas dos décadas, tal como puede apreciarse en la insistencia de temas alusivos a la reflexión sobre arte y poesía, en la persistencia en la elaboración de textos que funcionan como poéticas, o también en la continua práctica de la ficción breve, sin que se haga distinción entre ésta y el poema como tal.

F.F. - ¿Poesía y arte se identifican?
J.C. - Sin duda que hay una sensibilidad común que comparten el artista y el poeta, si bien no siempre se presentan en una misma persona de forma tal que ésta pueda expresarse indiferentemente en cualquiera de los dos lenguajes y en los dos a la vez. Pero en general puede concluirse que los poetas desarrollan mucha sensibilidad para el arte, ya porque lo comprendan o porque no se resistan a la tentación de practicarlo cuando llega el momento en que sienten necesidad de expresarse con los materiales del pintor o del dibujante. La historia está llena de poetas en ejercicio de dibujantes. Hugo, Goethe, Baudelaire, Apollinaire, Lorca, Artaud, para citar a algunos nombres grandes, que practicaron el dibujo sistemáticamente. Entre nosotros, casi todos los poetas consagran tiempo al dibujo. Al contrario, los casos de artistas dedicados a la poesía, aunque no tan frecuentes, no son menos importantes. Lo apreciamos cuando nos remitimos a un Miguel Ángel, a Degas, a Delacroix, a Michaux, Dubuffet, Quintana Castillo, Otero y en fin tantos otros.

F.F. - ¿Cómo fue su experiencia como coordinador del taller de poesía del CELARG?
J.C. - En el CELARG quise desarrollar una metodología propia que ya había aplicado con buenos resultados en el taller La Gaveta Ilustrada (USB, 1977-1979), Así que partí de una crítica al taller tradicional (por el modelo de los del CELARG). En este tipo de taller se trata la escritura por géneros separados y se considera la vocación del muchacho que ingresa al taller después de aprobar un concurso como un hecho cumplido y aceptado. En general, el problema es que nadie sabe para que sirve hasta que lo demuestra fehacientemente. Por eso yo preferí partir de cero y transformar el curso en un taller transdisciplinario, en una especie de laboratorio, en el que había que probar un día con la prosa y otro con el verso o con la escritura dialogada, etc. Creo que es en el taller de escritura donde hay que experimentar más, hasta hacer de éste un canal exploratorio, más que afirmativo, de vocaciones que comienzan siendo vacilantes o dudosas. De forma que utilicé el automatismo psíquico como medio desinhibitorio a través de la práctica de la escritura en el taller mismo, con el fin de lograr destrezas en el manejo del lenguaje y esto fue lo más importante ya que por esta vía el individuo se sentía asumido por el colectivo y conseguía gran espontaneidad en su expresión, reencontrándose en sus capacidades. Naturalmente que este método no gustó a las autoridades porque la concepción del taller entre nosotros es académica y no experimental, se abre para que los muchachos pasen el rato, para llenar un programa. Al final, los talleristas se cansan y se marchan. Por algo decía Rojas Guardia: a los talleres de poesía entran veinte y al final quedan tres. En el nuestro entraron doce y salieron 25. Hay que reformular la mecánica del taller y en este sentido J. Calzadilla Arreaza ha creado un método singular que hará historia.
F.F. - De acuerdo con eso, ¿considera usted que el sistema de talleres en nuestro país ha resultado una experiencia fallida?
J.C. - No diría tanto como eso. Lo que creo es que ha desarrollado una mala práctica. En principio por falta de profesionalismo y de metodologías en sus coordinaciones. Ha estimulado el individualisno y el narcisismo haciéndoles creer a los talleristas que porque aprueban un concurso de textos ya son poetas o narradores. Cuando de lo que se trata, en la fase de inicio, es de fomentar el interés en la escritura de un modo general, sin encajonamientos, y de forma que el tallerista se ejercite simultáneamente en prosa y verso, de manera crítica, hasta el momento en que pueda por sí mismo comprobar su verdadera vocación. El taller básico debe ser transgenérico y exploratorio y dar cabida a la experimentación, aliado del ensayo y la ficción. En una segunda etapa, se pasaría al taller especializado en cada género en particular. El taller debe concebirse como un aparato de pensar la escritura y no como un pasatiempo de niños bien.

F.F. - ¿Qué significado tiene para usted haber estado presente en la 26ª. Bienal de Sao Paulo?
J.C. - Fue algo insólito e inesperado. No buscado ni deseado por mí. Un compromiso al que me obligó la confirmación que el Comisario Alfons Fugg dio a la propuesta de mi obra por la curadora Elida Salazar. Yo conocía la Bienal, porque estuve en ella en 1965, pero entonces era una feria patrocinada por las galerías y los grandes museos que buscaban promoción para sus artistas. Y todo terminaba en una rebatiña de premios peleada por cada uno y todos los comisarios nacionales. Las dimensiones del edificio de la bienal son colosales, pues Niemeyer, el arquitecto del proyecto, se propuso crear una obra paradigmática, como síntesis neoplástica de la arquitectura moderna del Brasil, con sus ingredientes barrocos y neoclásicos. Sólo los tres pabellones tienen cada uno un kilómetro de extensión lineal y para recorrerlos sin detenerse mucho se necesitan por lo menos tres horas. Es un exabrupto.

Con el tiempo la Bienal abandonó su política de premiación y consagró casi todo su espacio al arte contemporáneo, en sus expresiones más actuales y experimentales. Redujo la muestra de arte moderno a lo que se llamó Núcleo histórico, consagrado a retrospectivas e individuales de los maestros. Pero en el 2004 decidió aceptar obras resueltas con técnicas tradicionales y abrió campo a la pintura-pintura, al dibujo y la escultura, hasta crear en el recorrido de la bienal especies de hiatos, pausas o pequeños oasis de creadores artesanales, en medio de la fanfarria descomunal de la imaginería global: el video, la instalación, el multimedia, el conceptual. En general tuve la impresión de que, en medio de esos grandes monstruos de la inversión capitalista en obras de arte in situ que llenan los espacios de las bienales, mi obra hecha a mano se sostenía.
F.F. - Usted es un excelente prosista. Sin embargo, a veces opta por la brevedad en su poesía literaria. La palabra es reducida a su mínima expresión ¿Por qué opta por lo breve?
J.C. - Yo siento que, en verdad, sí, la prosa está muy presente en mi obra poética. He escrito muchos ensayos. Toda mi vida la he dedicado a la escritura en prosa. Incluso, para demostrarlo, fíjese que utilizo en la poesía los signos de puntuación y, el ordenamiento sintáctico de las oraciones, propios de la prosa, en contra de la corriente dominante en nuestra poesía que consiste en prescindir de los signos gramaticales, el punto, la coma, punto y coma, incluso de las mayúsculas.

En alguna parte de mi obra digo:

“Quiero que la poesía reine, pero que actúe. como la prosa, informal y campechanamente.

¡Que no abrigue en sí tanta presunción de obra maestra! Qué esté escrita

principalmente en prosa, prosódicamente. Que adopte los giros de ésta, su desnudez, sussaltos y hasta sus caídas libres.Quedeje abierta a la duda la puerta del entendimiento y que excluidade la voluble trama metafísica de laversificación puraponga las cartas sobre lamesa”. Lo cual está corroborado por un pequeño texto, de fecha más reciente:

Objetos verbales

Me gustaría hacer textos en los cuales, para justificarlos,
no tenga yo que andar diciendo que son poemas. Y en los
que tampoco los lectores vean poemas, sino sencillamente
objetos verbales y estaría contento si sólo pudiera imaginarme
que los he fabricado para no ser leídos por nadie.

F.F. - Pienso que su poesía es para leerla y verla al mismo tiempo. También para sentirla y pensarla. Es reflexiva, conceptual. ¿Qué opina sobre eso?

J.C. - En algunos aspectos diría que sí es conceptual, sobre todo cuando se torna crítica del lenguaje y de los poetas, mediante un movimiento que justamente se inicia en el cuerpo de la prosa como una reflexión sobre el lenguaje. De verla y leerla al mismo tiempo no estoy tan seguro porque supondría que caemos en el terreno de la poesía visual, y en este campo no he sido yo muy prolífico que digamos. Usted mismo ha hablado, en mi caso, de una poesía literaria. Es decir, tradicional por sus formas. En lo que si estoy de acuerdo es en que el sentido de la poesía no está completo sin la lectura del otro e incluso del poeta mismo. Es su incompletud justamente lo que la hace tan ambigua que pueda prestarse a varias interpretaciones o sencillamente a intrigar al lector. O a problematizarlo.
F.F. - ¿Por qué la poesía experimental en Venezuela está a la baja?
J.C. - Debe ser porque nunca ha estado en alta, es decir, en sentido estricto no habido aquí una tradición experimental. Fíjese que lo mismo pasa con el surrealismo, cuyo rechazo entre nosotros ha sido tan sintomático como el robo descarado que continuamente se hace de las imágenes y procedimientos surrealistas. Experimentalistas hemos tenido, y tal vez a uno de los más importantes de Latinoamérica: Dámaso Ogaz. Pero ya usted ve que ha sido execrado de la poesía venezolana y no figura en ninguna antología, pese a haber ejercido tanta influencia. Quienes más? Miranda, Cardozo, Jesús Serra, Calzadilla, tú mismo. Habría que crear un frente, una especie de movimiento donde se rescaten sus valores y se impulsen nuevas ideas de cambio ya que la poesía tradicional pareciera agotada.
F.F. - ¿Qué piensa de la expresión poética en Venezuela?
J.C. - Que a juicio de muchos es el fuerte de la literatura venezolana, a despecho de que la crítica sólo presta atención a la narrativa, considerada como género mayor. Que sea la poesía el fuerte de nuestra literatura no quiere decir, por lo que usted ve, que sea un género muy reconocido y divulgado. Y eso sucede, en primer lugar, porque la crítica de la poesía ha quedado en manos de los poetas mismos, y los poetas no son muy dados a reconocer las obras que no se parecen a las que ellos hacen. Esto determina que el círculo de lectores de poesía sea muy reducido y últimamente restringido a los poetas mismos, o al público de los festivales, a los cuales se asiste más para aplaudir que para sentir: sencillamente porque la poesía sigue siendo un género difícil, que no admite una sola lectura y al que se requiere volver una y otra vez. Que haya que democratizarla, de acuerdo, y está bien lo que se hace desde la instancia gubernamental. Pero, ay, queda mucho trecho por recorrer.
F.F. - AFOREMAS es su último libro de poemas. ¿Significa éste un cambio respecto a su obra anterior?

J.C. - En absoluto porque es un volumen antológico donde hay textos de varias épocas. El aforema es una forma binaria, intermedia entre el epigrama y el aforismo, sin ser sin ni una otra cosa. La idea que me trace fue seguir una secuencia temática, es decir, contentiva de los varios registros que he trazado en mi poesía, a saber: el yo autobiográfico; las poéticas o definición del oficio del poeta; la ciudad y los modos de entenderla; y el ser humano como habitante de su destino. Puede ser que éstos registros se mezclen en algunos momentos y que incluso el libro sucumba a un trazado surrealista al que, por otra parte, he sido consecuente desde la década del sesenta. Estoy lejos, sin embargo, de haber dado con este libro una imagen completa de todas las temáticas de mi poesía, pero espero que se entienda como una propuesta válida, en el campo de lo que quiero, es decir, una poesía del sentido.
F.F. – ¿Tiene escrito algo nuevo, reciente, que nos pueda mostrar?

J.C. - Sí… Tengo uno que dice:

Cuando estás cazando caribús
debes pensar como un caribú.
Cuando estás escribiendo, obsérvate como si
fueras la escritura
con el lápiz apuntando hacia el centro de ti.
Rayándote el alma.
Para que no llegues a decir:
desde hace tiempo sé que el porvenir me dejó atrás.
Pero también sé que el porvenir no fue a ninguna parte.

En arte el saber no se plantea como una cuestión de competencia. No se accede al saber a través del conocimiento, como quien, por ver en ello un resultado, no comprobable estéticamente para él, dice:"practico el dibujo luego soy dibujante. Combino las palabras, luego puedo escribir".
Por el conocimiento de la escritura se puede llegar a escribir, pero esto no es expresarse poéticamente en el punto en que la poesía es facultad no conocimiento. Es estado de gracia no competencia.

F.F. - ¿Qué lee actualmente? ¿Cuáles son sus lecturas favoritas?

J.C. - Ahora leo casi todo lo que me cae, sin orden ni concierto. Mucho ensayo político sobre los cambios que están ocurriendo en Venezuela y el mundo. Desde la década del sesenta no asistíamos
a un momento tan interesante de tanta expectativa para nosotros. Es un privilegio haber esperado tanto sólo para vivir este comienzo del S. XXI. Y lo extraño es que todo está sucediendo vertiginosamente. Es imposible escapar a los compromisos de la hora presente. Eso te lo hubiera dicho cualquier buen poeta latinoamericano.

Por otra parte, cada cierto tiempo me meto en Internet y leo lo que se publica aquí y allá. También textos inéditos que me envían poetas jóvenes desde muchas partes. Y por supuesto trato de mantenerme al día con la poesía de otros países, sin olvidarme de revisar y ordenar los montones de manuscritos míos que permanecen engavetados, cual un baúl pessoniano. F.F. - Qué piensa usted de los siguientes personajes de nuestra cultura: Armando Reverón, Ramos Sucre, Juan Liscano, J.M. Cruxent, Cauapolicán Ovalles, Dámaso Ogaz, Roberto Guevara. J.C. - Armando Reverón. Hay quienes piensan que lo importante de Armando Reverón es su obra pictórica y que es en función de ésta que debe verse su gran contribución al arte. Y hay quienes piensan que la obra maestra de Reverón es él mismo. Que él es el proyecto de sí mismo. En mi opinión ambos criterios se complementan y deben verse como un todo, pues si bien es verdad que Reverón perseguía una meta más allá del arte mismo, en la cual hallar una completa fusión de arte y naturaleza, por una especie de encarnación mística, cuyo símbolo fue el Castillete, por otra parte Reverón tenía en su obra pictórica no sólo un medio de expresión, con el que alcanzó grandes logros, sino que vio en ella el medio de subsistencia para realizar su proyecto de vida total. Es a ese itinerario inconcluso, que se inicia con su instalación en Macuto y termina en un Sanatorio mental, a donde tenemos que acudir para comprender su genio, sin dejar nada afuera. Pues en todo lo que hizo hay un habla. Ramos Sucre no es tan conocido en proporción a como se le nombra y sin duda es un autor de difícil acceso, casi impenetrable, debido al carácter monocorde y monótono de una obra por la cual, de una u otra forma, se han paseado casi todos nuestros jóvenes poetas de vanguardia, muchas veces sin entenderlo. Y justamente si hubiésemos prestado atención a ese aspecto en donde Ramos Sucre es más fuerte, es decir, en su discurso surrealista, hoy podría ser mucho más reconocido, porque, aparte de aprender a leerlo, apreciaríamos que fue un adelantado del surrealismo, es decir, una figura de la vanguardia. Caupolicán Ovalles hubiera podido ser nuestro gran poeta irreverente si una manía de grandiosidad, focalizada en él mismo como gran Señor de las letras, no hubiese vuelto a su obra, en ciertos momentos, retórica y difusa. Por respeto a su talento habría que reconocer que su gran libro fue “Duerme usted señor Presidente”. Le siguen la elegía al padre y el canto a Guatimozín, que publicó Edmundo Aray en las ediciones tubulares de El techo de la ballena. Juan Liscano se hizo mucho daño al adoptar una posición reaccionaria en los años sesenta; eso lo alejó de la juventud que había creído en él y que lo recibió cuando regresó del exilio como a un héroe. Juan, polémico y discursivo, generoso en sus juicios y recalcitrante en su negativa a aceptar los cambios, quedó sin embargo para los que echamos de menos su combativa presencia, como uno de nuestros mejores lectores de poesía. J.M. Cruxent le suministró un gran impulso al informalismo con sus collages viscerales, que elaboraba con materia orgánica y desechos urbanos, en una especie de ritual frenético, dejando chorrear el pote de pintura industrial o rociando con spray las superficies como si fuera a prenderles fuego. A poco fue asaltado por la manía del éxito y se consagró a un dudoso cinetismo, con tramas de tela metálica, que terminó aislándolo o reduciéndolo al escepticismo y a la falta de fe en su obra y en la de la de sus antiguos compañeros de El techo de la ballena. Dámaso Ogaz fue el más experimental en la generación de El techo de la ballena y quizás el único que se mantuvo integralmente coherente con sus principios surrealistas, hasta morir aislado, pobre y solitario. Su obra es extensa y abundantísima y en algún momento alguien debería ocuparse de reunirla, mostrarla y publicarla. Así podríamos hacerle justicia y de paso encontrar en su obra una las más importantes de nuestro siglo XX. Roberto Guevara nos dio una gran sorpresa consagrándose a la crítica de arte después de haber publicado su poemario Los días móviles. Su labor como crítico fue estimulante con los jóvenes y aunque pecaba a veces de generosa, en todo caso fue positiva, al punto de que la actuación de Guevara llena la década de los ochenta más que la de cualquier otro de nuestros críticos. El hecho de que no se perdonara haber abandonado la poesía -como me dijo cierta vez- puede explicar que haya sido indulgente en la mayoría de sus juicios. Escribía no importaba dónde con mucha velocidad en su máquina de escribir y no pasaba en limpio el borrador sino que lo mandaba tal como le salía al periódico donde publicaba una columna semanal. Por esta razón su prosa era rápida y espontánea pero un tanto periodística y quizás, para mi gusto, muy barroca y adjetivada. No encuentro a otro entre nosotros que haya escrito comentarios sobre arte con tanta facilidad. Parecía un alumno de Picón Salas, para quien cualquier lugar, así fuera el más ruidoso, era apropiado para escribir.
F.F. - Cuando piensa en la ciudad, ¿qué ideas se le vienen a la cabeza?

J.C. - Normalmente no pienso en la ciudad, es más bien la ciudad la que me piensa. Lo que quiere decir que la llevo metida en la cabeza. Una cosa que me gusta es que todo lo que se dice de la poesía urbana se atribuye a mi persona como una especie de maleficio que me ha protegido de cualquier intento de rendirme homenaje o declararme hijo ilustre de la ciudad. Por el contrario, cuando se habla mal de los hijos de ésta, sale a relucir mi nombre. Para mucha honra.
F.F. -¿Cuál es su compromiso como poeta?
J.C. - No creo que pueda pasar de la modesta intención de correr el riesgo de dar mi aporte en un campo donde pareciera que ya se ha dicho todo lo que había que decir. Tremendo riesgo.
F.F. - ¿Cuál es su compromiso con el dibujo?
J.C. - El dibujo siempre ha sido visto como una herramienta y puesto al servicio de los géneros mayores, por lo cual es difícil conseguir dibujantes puros, así como no se consigue oro en las primeras coladas de los mineros primitivos. Creo que si se des-andara el camino que ha llevado del dibujo a la pintura podríamos sacar en conclusión que las posibilidades de éste son aún mayores que las de la pintura misma. En esa dirección reflexiono.

F.F. - ¿Cuál es su compromiso con la palabra?
J.C. - Desprender de ella todo lo que pueda conducir a la repetición y la retórica. Auscultar mucho más su sentido. Ponerla enteramente al servicio de la conversación corriente.

F.F. - “En mi entierro iba yo hablando mal de mí mismo y me moría de la risa”, ha escrito usted en un maravilloso EPITAFIO. Atribuyo más sentido a la intención que al poema, ya que usted siempre tiene buen sentido del humor. No en vano también ha dicho: “El humorista se satisface en sí mismo oyéndose decir”. Usted se burla de sí mismo, leyéndose, escuchándose. Pero, ¿qué no ha escuchado o leído Juan Calzadilla de la poesía?

J.C.- He oído decir poco sobre el humor, es decir acerca de todo lo que, leyendo la poesía, puede revelársenos bajo una forma de humor. En esta época de profundas crisis, el humor es casi lo único que permanece constante, pues es lo que más está asociado, en la poesía al menos, con la felicidad. “Con el humor no venzo al mundo, escribió Kierkegaard, sólo me defiendo. Worringer, el teórico alemán, decía que el fin del arte es producir felicidad en los hombres. ¿Y no es esta una definición válida también para la poesía, dado que más feliz que el poeta está el lector que lee el poema que aquél escribió?

F.F. – Para concluir, le propongo escribir entre los dos un poema. Un poema breve, de tres versos:
Un hombre se detiene a mirar lo que no existe, levanta las manos
y muestra en ellas el milagro: están vacías.


J.C. y F.F.

28 de febrero y 1º. de marzo de 2005.

Boda Funeral

Mercedes Chacín
Periodista

Si alguien me preguntara cuál palabra definió la vida de mi hermano Pedro Chacín, diría que irreverencia. Pensando en eso estuve el 7 de mayo pasado cuando viajé a Altagracia de Orituco a presenciar la doceava misa que mi madre le “mandó a hacer” a Pedro. Y pensé en eso porque fue la misa más sorprendente de todas a las que he asistido por motivos “funerarios”. Cosas de Pedro desde el “más allá”.Comía con entusiasmo una cachapa cuando mamá hizo el anuncio: la misa de Pedro la oficiará el Obispo. Mira tú, le dije, Pedro debe revolcarse incómodo en su tumba por tan inmerecida suerte. Primera pista de que algo iba a pasar.Horas más tarde, cuando nos dirigíamos hacia la iglesia San José Obrero a presenciar la “eucaristía”, observo que enfrente se estaciona un carro “adornado” como para llevar a dos flamantes futuros esposos. Segunda pista.Ya con los pies dentro la iglesia las dudas se fueron disipando. Muy cerca del altar estaban las sillas adornadas para sentar a los novios y del techo hasta los viejos bancos de madera que tanto usé en mi infancia, guindaban cintas amarillas y blancas que terminaban en arreglados lazos de los mismos colores. Realidad imposible de ignorar.Llegamos diez minutos antes de las 5 de la tarde, hora pautada para la ceremonia, no matrimonial, sino litúrgica, según los planes de la familia Chacín Díaz. Las caras de los amigos y familiares merecían ser fotografiadas debido a las muecas de asombro y extrañeza que mostraban, al ver aquella parafernalia amarilla y blanca que guindaba del techo.A las 5:15 pm salieron los dos sacerdotes, párroco y obispo, dando las gracias por “acompañarnos en la celebración de este santo matrimonio”. Ahí ya Pedro se estaba revolcando en su tumba, muerto, pero de risa, al vernos con cara de angustia oyendo atentamente al cura, esperando que “lo nombraran”. Ir a una misa funeral y que no nombren a “tu” deudo es una verdadera estafa religiosa. Es perder el tiempo.Yo no aguanté media hora aquella bo (ba) da. Los hermanos armamos nuestra propia homilía colectiva fuera del “santo recinto”. Mi hermana siempre optimista aguantó los 120 largos minutos pues a Pedro “lo van a nombrar al final”. Reencarnado en el novio, pensé, porque esta misa, cual Ortega en pleno paro, “se nos escapó de las manos”.A los reclamos de mamá contestó el párroco, que no sabía que “tenía este matrimonio” y que cuando ella lo dispusiera hacía la misa, como Dios manda, nombrando a Pedro y todo. Un feligrés desconfiado comentó que esa parejita debe haberse “bajado muy bien de la mula” para tener el honor de que su boda haya sido bendecida por un obispo. “El pueblo blanco” de la poesía “serratiana”, que alberga los restos de mi hermano, será escenario en el 2006 de la misa funeral número trece, porque si en algo coincidimos los asistentes a la peculiar “boda funeral”, es que ya este año se cumplió el ritual, aunque ningún cura haya mencionado su nombre.

El Bachiller y los guerrilleros de los 60's

Por: Isrrael Sotillo y Edith Franco
Publicado en www.aporrea.org

Los viejos guerrilleros llegaron con la puntualidad de siempre, inclusive, varios de ellos se adelantaron a la cita. Esta vez fueron convocados para darle "cristiana" sepultura a dos de sus compañeros, desaparecidos por el gobierno del socialdemócrata Raúl Leoni. Los restos de sus camaradas habían sido encontrados días atrás, precisamente, treinta y cinco años después por un equipo de antropólogos de la UCV, con la colaboración de los familiares de las víctimas y de la propia comunidad guaribense. Allí estaban de nuevo para decir ¡presente! los combatientes que no se quebraron, los que siguen jugando por el ala izquierda de la vida: Fernando Soto Rojas, Héctor Pérez, Rafael Barrios, Félix Prada, Rafael Rossell, Gilberto Mora, y otros, quienes fueron miembros del Frente Guerrillero Ezequiel Zamora que operó en la montaña de "El Bachiller" a partir de julio del 1964, unidad ésta creada por resolución del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), al igual que el otro frente, el Antonio José de Sucre que maniobraba en los estados Monagas, Anzoátegui y Sucre.Por aquél entonces, Acción Democrática y su policía política, la DIGEPOL, eran expertos disparando primero y averiguando después. Así, instrumentaron contra los insurgentes la llamada operación de exterminio largo y final a partir del año 65, con ella alcanzaron un alto nivel de profesionalismo de tortura y muerte, que nada tenía que envidiarle a la GESTAPO.Por medio de esa estrategia antiguerrillera apagaron las vidas de Trino Barrios, Víctor Ramón Soto Rojas, Juan Ramón Ortega, Jesús María Hernández, Evencio Canelón, Leonel Gómez, Américo Silva, Agostino Russo (italiano), Ambrosio Viera,, Juan Tovar, Juan Antonio García, Eugenio Riera, Zenobio Bermúdez, José de Sousa (portugués), José Manuel Saer (el Chema), "Coquito" González, Heriberto Cartagena, Higinio Rodríguez, Fernando Lugo, Jeremías Barrios, Freddy Enrique Díaz, José Mendoza Ovalles, José Luis Montero, Alberto Alvarado y de Jesús Márquez. Todos estos veinticinco revolucionarios fueron homenajeados la tarde del sábado 26 octubre de 2002, de ellos, solamente se han encontrado, hasta ahora, la osamenta de seis, los demás, continúan desaparecidos.Los actos se realizaron en el camposanto y en el parque de ferias "Negro Rojas"de San José de Guaribe del estado Guárico, que es tierra de sol, y de cuando en cuando, de lluvia, de pobladores, de hatos, de conuqueros, de gente humilde, gente trabajadora, donde aún se puede crear un país productivo nacional. La intención del equipo organizador era romper con el silencio y aprovechar para empezar a cambiar la calidad de los actos: "Porque los actos -nos dice Fernando Soto Rojas, el otrora comandante Ramírez-, "tienen que ser actos de calidad y el de esta tarde va ha ser una excelente jornada, por la poesía, por el canto, por la participación y por la presencia, sobre todo, de gente del pueblo".Rebelión conversó con Fernando Soto Rojas, uno de los sobrevivientes de aquella época de los 60', y también uno de los organizadores del homenaje a los caídos de El Bachiller. Por sus palabras iniciales apreciamos que la historia de Venezuela, lejos de terminar apenas comienza. Le pedimos que iniciara la plática hablándonos del proceso revolucionario del cual él fue uno de los principales actores.-El proceso de lucha armada, lo que se llama la lucha armada del sesenta se da por dos causas fundamentales, una, que en el proyecto popular que sintetizaba la Junta Patriótica que lideraba Fabricio Ojeda no se cumplió, más bien se impuso el pacto de Nueva York, que después se concretó en el llamado Pacto de Punto Fijo. Y la otra causa que generó ese proceso, es la influencia tremenda que significó para los sectores juveniles y estudiantiles, el vínculo con el triunfo de la Revolución Cubana. Esos hechos matizaron mucho más los procesos armados, que no ocurrieron solamente en Venezuela, sino en toda Latinoamérica.-Relátenos un poco la vivencia en ese "no lugar" que se llama El Bachiller y díganos los nombres de aquellos revolucionarios utópicos que un día se pusieron las botas y se fueron para la montaña.-En relación a la zona de El Bachiller y al Frente Guerrillero Ezequiel Zamora, eso arrancó como una escuela guerrillera, dirigida por Trino Barrios, quien era un dirigente campesino que venía de las filas de Acción Democrática, junto con otro muchacho llamado "Coquito" González y había, además, un compañero de nombre Raúl, eso fue a principios de 1963, si mal no recuerdo, y funcionó, mas o menos, como un año. De los tres combatientes mencionados, todos están muertos hoy en día. Después, a mediados de julio del año 64, nació el Frente Guerrillero Ezequiel Zamora en la zona de Corozal, que es un caserío que está allí todavía entre El Guapo y Cúpira, estado Miranda. Con Trino Barrios habíamos fundado años atrás el MIR, concretamente, el 9 de abril de 1960. Entonces lo que había allí era una escuela de preparación de combatientes para llevarlos luego a la lucha urbana, y, por su puesto, a la lucha guerrillera rural que ya había comenzado en Falcón, en Portuguesa y estaba operando también en el oriente el país. Sin embargo, dada la proximidad a Caracas y las condiciones políticas, fue creciendo esa escuela guerrillera, y llegó el momento en que éramos más de cuarenta guerrilleros y fue así como se decidió transformarla en un frente guerrillero, que se llamó Ezequiel Zamora. Empezamos operaciones a fines de julio de 1964, fundamentalmente, fueron operaciones defensivas, porque hubo una delación y entonces, nos tiraron los cuerpos de seguridad encima, la DIGEPOL, o policía política, con sesenta hombres, que por cierto, no subieron, después nos lanzaron el Batallón Bolívar y libramos como tres o cuatro combates de carácter defensivo con bajas esencialmente de ellos.-¿A quien correspondió la decisión de crear el frente? Tenemos entendido que lo hizo la dirección política del partido, es decir, Domingo Alberto Rangel y Simón Sáez Mérida, entre otros.-Fue una decisión básicamente de la organización militar del MIR. Domingo Alberto Rangel era el Secretario General del MIR, y Simón Sáez Mérida, para ese entonces, ya estaba preso en el Cuartel San Carlos, por lo de El Carupanazo. Pero la decisión política fue más que todo del Comité Regional de Caracas, del Distrito Político Militar del cual yo formaba parte, ya que a mí me correspondía comandar la Brigada Urbana del MIR, que constaba de 120 hombres armados y de dos mil combatientes en las bases de apoyo. Esa brigada la formaban tres destacamentos de combate, en la dirección estábamos un compañero llamado Bartolomé Vielma, ya muerto y aún sin aparecer sus restos, Rómulo Niño y Fernando Soto Rojas.-¿Entonces la decisión fue colectiva?-Sí, muy democrática, incluso, debo decirles que el Frente Guerrillero Ezequiel Zamora, era el más democrático de los frentes militares que yo conocí en esa época, porque ahí funcionaban las células políticas del MIR y de las otras organizaciones políticas que no eran del MIR, sino que además participaban el Partido Comunista y otras organizaciones. Al mismo tiempo fue una guerrilla de carácter internacionalista, como todo los procesos armados. En El Bachiller, participaron panameños, colombianos, cubanos, portugueses, españoles e italianos, y como es lógico, venezolanos. Allí murió en combate Agostino Russo y José de Souza, ítalo y lusitano, respectivamente. Aunque faltan muchos nombres de compañeros, a muchos de ellos no los conocíamos, sino por sus seudónimos; de allí que estemos en ese proceso de investigación para identificarlos y darles sepultura legal. Este monumento que hoy levantamos en honor a los mártires de El Bachiller, tiene suficiente capacidad como para sepultar a otros compañeros.-Los malos momentos forman parte de la cotidianidad de la lucha, sin embargo, únicamente su vivencia es la que nos deja bien curtidos para no incurrir en nuevos errores. Porqué no transita brevemente su recuerdo hacia lo que llamaríamos "la virulencia"de la lucha guerrillera.-El peor momento de ese período, fue el de las operaciones defensivas de julio, porque, sencillamente, esa ofensiva inicial la tomó el ejercito, nosotros no estábamos preparados para resistir esos ataques. Nosotros no dominábamos, totalmente, el territorio, vencíamos un pequeño territorio, de más o menos, unas mil hectáreas cuadradas, que cubren toda el área entre El Guapo y Cúpira y parte de la zona nororiental del estado Guarico. Y, fue terrible, porque en esas operaciones defensivas concentramos toda la guerrilla y al rato fue que decidimos salir, pues, ya se nos había acabado el pertrecho militar. Recuerdo que me designaron una comisión de siete hombres para buscar unos morrales de armas a San Francisco de Macaira. En el regreso un campesino que era guía se perdió y tuvimos siete días extraviados, aquello fue muy difícil. Para ese momento hubo combates durísimos y nos bombardearon. El Comandante Sánchez, o sea, Trino Barrios, junto con mi hermano Víctor Ramón Soto Rojas, quien era, por cierto, el Comisario Político y Heriberto Cartagena, quienes estaban acompañados de siete guerrilleros más, deciden irse hacia la zona de Sabana Grande de Orituco para hacer contacto con el correaje de Caracas. Ahí los sorprenden sucesivamente en varios combates, se dispersan y algunos murieron, como el caso del compañero Joel Gómez, quien estuvo enterrado en Batatal, el resto de los demás, fueron capturados heridos, pero en seguida fueron salvajemente torturados y rematados. Al comandante Trino Barrios, comandante Sánchez, lo agarraron muy cerca de Altagracia de Orituco, junto con mi hermano Víctor Ramón Soto Rojas, a quien, repito, lo desaparecieron; Trino fue llevado al campamento anti-guerrillero de Ipare de Orituco donde fue torturado bárbaramente y fusilado en la montaña de Los Colorados, y tres años después aparecieron sus restos y así pudo dársele cristiana sepultura en Caracas. Los del hermano mío ya tenemos 38 años buscándolos y mi mamá que ya tiene noventa y ocho años de edad, todavía los sigue esperando. Cabe destacar que en esa época no hubo Comisión de la Verdad, no hubo el debido proceso, únicamente una pequeña denuncia a nivel de la prensa. Pero lo que es la gran prensa silenció esa situación. De otro lado, debo decirles que hace poco cuando vino el ex presidente Jimy Carter, nosotros nos reunimos personalmente con la misión que él dirige, yo les entregué una lista con más de mil personas, con sus nombres y apellidos, que tanto el gobierno de Rómulo Betancourt, como en el de Rafael Caldera desaparecieron, todos ellos eran campesinos y luchadores, además, les expliqué detalladamente, los casos del asesinato y desaparición de mi hermano, y el de Jorge Rodríguez, miembro fundador de la Liga Socialista, partido al cual yo pertenezco.-A más de treinta y cinco años de aquella apuesta por la vida, de aquél deseo por construir una nueva sociedad, qué enseñanzas les dejó a ustedes y ahora a la nueva generación de revolucionarios, El Bachiller?-En el siglo XX pasado hubo tres generaciones de revolucionarios, la generación del 28, que enormemente traicionó sus postulados, salvo contadas excepciones, como Pío Tamayo, Rodolfo Quintero, Miguel Otero Silva, etc. La inmensa mayoría de esa generación del 28, conformó lo que posteriormente se llamó el Puntofijismo y con él el grueso de los partidos Acción Democrática y COPEI; la generación del 60, que se planteó por primera vez, la toma del poder por la vía armada, porque no había otra posibilidad en términos inmediatos, sobre la base de una articulación cívico-militar, y si que hubo insurgencia militar en el seno del ejército, porque históricamente en nuestro ejército siempre ha habido tendencias nacionalistas y populares; la tercera generación es la de Hugo Chávez Frías, que arranca con los acontecimientos de los años 89 y 90 y llega hasta la situación de hoy. A mí me parece que nuestra generación, lo digo en relación a la dirección política del Partido Comunista y del MIR, que son los que vivieron ese proceso, no hicieron una evaluación exhaustiva de esa realidad venezolana, y en esencia, de la correlación de fuerzas existente para esa etapa; sigo creyendo que todavía la izquierda, en esa época, estaba muy imbuida por el euro-centrismo. Las corrientes históricas que fundamentaban aquí a los partidos políticos, es decir, las corrientes marxistas y las corrientes socialdemócratas, no eran nuestras, nos venían de Europa, y no hubo un análisis científico de la realidad de aquél entonces, y de nuestro propio proceso histórico. Por eso, cuando uno estudia los documentos centrales del Plan de Barranquilla, que es donde se dio inicio al PDN y a Acción Democrática, y el Documento del Partido Comunista de marzo de 1931, ahí están los errores teóricos y políticos, las causas de la derrota de la izquierda, tanto en la guerra como en la paz. Por siete u ocho coyunturas, por los menos, pasó el Partido Comunista; ya que al MIR se lo tragó la coyuntura del 90' y desapareció como tal. Queda ahora el Partido Comunista, creo que es un deber histórico de su actual dirección, hacer el balance de los 70 años de lucha, porque eso es importante en un proceso de rectificación y de articulación de nuestra generación del 60' con estos nuevos jóvenes que hoy la integran. Nosotros, en este tiempo presente, no podemos cometer esos mismos errores, en el caso particular mío, por ejemplo, yo soy de Altagracia de Orituco y de aquí, de ésta región, es un gran guerrillero, Emilio Arévalo Cedeño, quien peleó largamente; siete veces invadió al país y peleaba desde los llanos del Casanare hasta aquí, hasta la zona de Anzoátegui, que es un amplio territorio. Nosotros cuando nos alzamos desconocíamos esa historia, yo vine a saber de Emilio Arévalo Cedeño, después que fuimos derrotados militarmente. Entonces, yo creo que la experiencia de hoy, donde hay una fuerza realmente del pueblo, que parte de dos elementos esenciales: Uno, tenemos un programa que es el texto constitucional, que sintetiza los elementos de la soberanía nacional y de soberanía popular y que nos ofrece una sociedad justa y amante de la paz, en el marco de un país productivo nacional; y dos, un liderazgo que apareció en el proceso, que es el del Comandante Hugo Chávez Frías; yo veo que esos son los ejes centrales para avanzar en un proceso de unidad y de integración, tomando en cuenta la diversidad, porque en este proceso venezolano hay, como que varias y grandes fuentes ideológicas; la primera, es nuestra fuente, que viene de los aborígenes, la cual es muy importante, porque son 15 mil años de historia que desconocemos, atravesamos por dos modos de producción aborigen que se entroncan en 1492; la segunda fuente ideológica importante, es la fuente de la Teología de la Liberación, toda estas organizaciones religiosas de base que se agrupan en el catolicismo y otras expresiones espirituales, como la de los protestantes, creo que han venido alimentando este proceso; la Teología de la Liberación es un producto latinoamericano, esencialmente; la tercera fuente, es el nacionalismo popular, no el nacionalismo burgués tipo Perón, yo creo que Chávez viene de eso, de esa corriente nacionalista que asume el pensamiento bolivariano, el de Simón Rodríguez, y por supuesto también las corrientes marxistas y socialistas, que también tienen una incidencia en este proceso venezolano, más allá de la problemática global del socialismo, por todo ese acontecimiento que significó la caída del bloque soviético. Yo creo que ahorita, ahorita, tenemos que hacer una especie de revisión crítica, para construir los instrumentos ideológicos-políticos y organizativos, que nos exprese a todos de bis a bis como decía el General Zamora. En tal sentido, yo aprecio que nuestra generación del 60', particularmente, la alta dirección del Partido Comunista y del MIR no hicieron una evaluación de esa situación; realmente nos alzamos una minoría, básicamente de jóvenes, eso sí, lo dimos todo a cambio de nada y quedamos, no obstante, estos sobrevivientes, perseverando, porque hay realmente un río de sangre en esta democracia puntofijista y que a nuestro juicio está agotada, histórica y políticamente, y se abre una nueva situación con la democracia popular bolivariana, protagónica y participativa. Simón Bolívar, en nuestro humilde criterio, fue el primer constitucionalista de este país, por eso rompió con el proyecto europeo de Montesquieu, de la división histórica de los poderes públicos, el cual, el capitalismo jamás respetó, ni en el siglo XIX, ni en el siglo XX, de allí el bonapartismo y el autoritarismo que ha surgido aquí en este país.-El comandante Ramírez también hizo sus reflexiones acerca de la creación de un partido de la revolución que movilice al pueblo, pero que además organice esa movilización, a las masas. ¿Porqué no nos paseamos un poco en la perspectiva del desarrollo de esta parte de la revolución, queremos decir, el instrumento o movimiento de movimientos que debería estarse construyendo?-Todas las revoluciones son originales, no hay una revolución "igualita" y muy semejante una de otra, incluso las que fueron por procesos de lucha armada, hay una gran diferencia entre la revolución china y la revolución rusa; entonces, esta revolución es venezolana, es latinoamericana, es caribeña, se entronca en esas cuatro grandes fuentes históricas. Pero hay una cosa, al final los procesos revolucionarios descansan en los pueblos. Y esos pueblos tienen que cumplir su propio destino, así o demuestran todas las revoluciones que se han dado en el mundo. ¿Qué se necesita? Primero, que se requiere de una dirección revolucionaria colectiva, que transcienda más allá del liderazgo único, porque el hombre es temporal, puede desaparecer por diversas circunstancias. El caso de Bolívar lo demuestra, ya vimos que no se le dio continuidad; el de caso de Ezequiel Zamora tampoco... es decir, nosotros veníamos de esa dicotomía histórica "insurgencia-derrota" y ahora debemos asimilar esa situación; de manera que estamos en la necesidad de más temprano que tarde, construir una dirección revolucionaria y esa dirección revolucionaria tiene que trabajar, esencialmente, sobre tres instrumentos, clásicos de todo proceso revolucionario: Uno: una organización de vanguardia, póngale el nombre que sea, partido, movimiento bolivariano, lo que sea, pero que efectivamente tiene... es una organización de la selectiva de los cuadros, civiles y militares, articulada democráticamente a nuestro pueblo, no "cogollérica", esa es una necesidad, hoy en día. Además, los aparatos políticos tienden a agotarse rápidamente si no hay profundas rectificaciones, esa es una cuestión para todos nosotrosLa otra necesidad (sería lo segundo)... y yo paso a creer que marchamos hacia eso, es la necesidad de una agrupación nacional, que sea producto de un gran encuentro democrático. Marchamos hacia un Congreso Popular Bolivariano para enfrentar al enemigo externo que el imperialismo yanqui y que es quien está detrás de toda esta situación. Ahora, cómo va ser eso, no sabemos. Si parece ser que la estrategia norteamericana está fracasando en América Latina, totalmente. Porque la salida que le están dando es una salida militar, fascista, golpista y el mapa político está cambiando; y uno de los ejes centrales es Venezuela, los ojos del mundo están pendientes de lo que suceda aquí, lo que pasará en Brasil con Lula da Silva, es muy significativo, más allá del proyecto de Lula. En Ecuador, también... por aquí estuvieron hace un año esos compañeros, no se les paró, como se dice, vulgarmente, mucha bola, y ahí está los resultados. Podemos llegar electoralmente. Está también la situación argentina que acaba de renunciar el Presidente y va de nuevo a un proceso electoral. América Latina vuelve a ser como decía don José Ingenieros, el continente de la esperanza, pero tenemos que crear esos instrumentos.-El mundo militar aún es confuso para el resto de la población... ¿sí, se vislumbran cambios en ese sector?-Otra cosa que nos señalan los acontecimientos de abril es que tenemos que crear una fuerza militar constitucionalista, no institucionalista; porque institucionalista es el general (r) Raúl Salazar, por ejemplo. El institucionalismo sigue para la derecha o hacia la izquierda y cuando se agudizan las contradicciones se va generalmente para la derecha. Entonces, necesitamos una fuerza militar constitucionalista porque hay que revisar toda la estructura militar y toda la formación de todos y cada uno de nuestros oficiales, altos, medios y soldados, y las bases.....- ¿En el Frente Cívico Militar Bolivariano apuntan hacia la concreción de unas nuevas FAN? -le apuntamos:-Sí, hemos hablado con algunos oficiales, realmente, no voy a señalar sus nombres, allí se está revisando todo el sistema de seguridad, necesitamos una doctrina de seguridad democrática que no puede ser pentagonista. Necesario es, derogar el Código de Justicia Militar, ese es un código gomero que viene de la Constitución de 1925, que se comenzó a aplicar con Eleazar López Contreras el año 38, ese código es absolutamente autoritario y contrario al contenido esencial de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y que está asumiendo esa oficialidad, lo cual ya tiene nombre y apellido, pues, Hugo Chávez Frías, Raúl Baduel, García Carneiro, y pare usted de contar hacia abajo. Necesitamos esa fuerza constitucionalista, porque la derecha que no tiene proyecto estratégico nacional, su proyecto es esencialmente de factura norteamericana, está articulado a la administración Busch, particularmente a través de los grupos Primero Justicia y Proyecto Venezuela. Lo que busca, en esencia, es descomponer políticamente el instrumento militar. Todas esas acciones de la Plaza Altamira van hacia ese fin. ¿Con vista a qué? Con vista a crear las condiciones para una intervención por la OEA, etc., etc., porque ellos saben que ésta correlación de fuerzas desde el punto de vista de la coyuntura, no tiene fuerza nacional, ni fuerza de masas, ni fuerza política, ni fuerza ideológica, como para revertir esta situación. Entonces, ellos están jugando a la intervención directa estadounidense y eso crearía otra situación.-¿Siente que el presidente Hugo Chávez, comprende plenamente que vivimos la era de las masas, del pueblo organizado, es decir de los que por primera vez se les oye y se les da la oportunidad de participar? ¿Como ve al Comandante Chávez?-Admito que soy de la idea, de que el Comandante Hugo Chávez Frías, tiene que afinar todos los mecanismos de consulta con todas las fuerzas ideológicas- políticas y de masas que están apoyando fervorosamente esta situación, cuya demostración del domingo 13 de octubre, pasará a la historia como la mayor marcha popular de este país, lo que nos indica que esa movilización está más allá de los aparatos ideológicos. Movimiento que aquí no se democratice de verdad-verdad y consulte al pueblo para definir políticas y la toma de decisiones democráticas, la tendencia es a extinguirse precipitadamente; esta es una coyuntura en la cual el pueblo tomó la ofensiva política-ideológica. Y los acontecimientos del 13 de abril son muy claros y categóricos. El comandante Chávez estuvo detenido y secuestrado durante 48 horas y este pueblo reflexionó en menos de un día y salió por oleadas continuas. Considero que esta situación se va ir resolviendo paulatinamente con oleadas populares cívico militares subversivas; revisemos el hilo constitucional desde el año 89, desde el 98, la constituyente, los siete procesos electorales, lo que nos indica que es una lucha de calle, de debate y de ir afinando hacia el objetivo estratégico que es la construcción de la República Bolivariana de Venezuela, ese es el objetivo estratégico.-En todo caso, nosotros entendemos que la claridad que tuvo Rosa Luxemburg, en eso de las masas, está a disposición de esta Revolución Bolivariana, ¿no le parece?-Aquella combatiente, aquella camarada muerta en las calles de Berlín en 1919 por el nazi-fascismo, nos legó aquél célebre hito: "Barbarie o socialismo científico". A mi me parece que desde el punto de vista histórico universal, el capitalismo marcha hacia un proceso de agotamiento y la única salida que tiene el imperialismo yanqui es la carrera armamentista, porque no tienen otra salida en el marco de una discusión y de un debate entre todas las naciones; su crisis es profunda, tanto por el estancamiento, como por la inflación. Históricamente, a los imperios los entierran los pueblos, o si no, revisemos la historia que es gran-sabia. El pueblo árabe enterró al imperio egipcio y éste nunca más pudo salir a flote; los romanos también se enterraron y nunca más afloraron, claro que mucho después, lo intentó Mussolini, pero bueno, la historia se da como tragedia y se repite como comedia. Yo creo que el imperialismo yanqui, que tiene menos de cien años, difícilmente dure en la humanidad dos mil trescientos años, ni quinientos, como duró el imperio greco-romano. Entonces, intuyo que ese imperio va ha ser enterrado más temprano que tarde; y otra vez, esta generación de venezolanos -lo aprecio con mucha fe- vamos a volver a forjar la historia, después de casi doscientos años.-Usted conoce a Domingo Alberto Rangel, a Douglas Bravo y a Gabriel Puerta Aponte, pudiera darnos su opinión acerca de esos compañeros, o mejor, ex compañeros.-Por esos compañeros siempre tenía profundo respeto, históricamente, con Domingo Alberto Rangel nos unimos en la fundación del MIR, pero según mi criterio, Domingo Alberto, es esencialmente, ha sido un anárquico que no ha podido constituir ni siquiera una familia, la familia de Domingo Alberto es adeca y creo que Domingo Alberto es un intelectual, un escritor, pero no es un jefe político, no sistematiza toda esta práctica política y por eso da muchos bandazos históricamente. De Douglas Bravo, yo opino que todavía no ha saldado cuenta con el pasado, Douglas fue una vez estalinista, una vez fue fidelista y después fue pro-chino, luego estuvo muy vinculado con el coronel Ghadafi, etc., etc., Yo sugiero que el compañero Douglas Bravo tiene que hacer una reflexión profunda, por lo menos desde el Manifiesto de Irakara hasta hoy, y tiene que estudiar profundamente esta situación, porque esta es una situación de pueblo; hoy la sombra bolivariana está arropando a todo nuestro pueblo y Douglas Bravo, si de verdad es honesto, y hace una reflexión sincera con sus propios camaradas, es decir, con la inmensa mayoría de la gente que se agrupó en el PRV, no estaría en esa posición ambigua, un poco extremista, anárquica. A Douglas, tengo tiempo que no lo veo, últimamente me lo estoy encontrando en entierros de camaradas (esa tarde el viejo guerrillero de la urupagua se hizo presente). Con respecto a Gabriel Puerta Aponte, puedo decir que Bandera Roja, la alta dirigencia de esa organización, traicionó el programa popular y se ha transformado en una banda fascista, los restos de Américo Silva deben estarse moviendo duro, por cierto, fue uno de los fundadores del Frente Guerrillero Ezequiel Zamora, todos esos camaradas del Antonio José de Sucre, deben estar en estos momentos incómodos con esa posición política de abrazos, de Bandera Roja con la CTV, con los asesinos de ayer y de anteayer, porque ellos están con toda la oscuridad del pasado. Son una banda fascista, y si siguen así, son ellos los que nos van a perseguir a todos nosotros. A Bandera Roja, nosotros los venimos denunciando desde hace dos años para acá como una banda fascista que tiene un lenguaje radical, pero una práctica oportunista. -

Muchas gracias.

Isrrael Sotillo y Edith Franco