viernes, febrero 15, 2008

LAS HISTORIAS QUE DEBIAMOS CONTAR

Tomuzas: alba de la resistencia aborigen
¿Cómo hablar y escribir sobre un tema que puede o podría resultar fastidioso?
Alertar el interés sobre el pasado tomando en cuenta lo dicho por Eduardo Galeano:
“Celebración de los vencidos y no de los vencedores” y al salvamento
de algunas de las más antiguas tradiciones del continente, como el modo
de vida comunitario. Porque es “ de nuestras más antiguas fuentes” de donde América puede sacar sus fuerzas vivas más jóvenes: “El pasado nos habla de cosas que interesan al futuro”
Characos, Guariguatas, Yaguaratas, Canaches, Tabares, Canelones, Guamonteyes, Guarinos, Oritucos y otras familias que hoy viven las angustias de un pueblo que esta decidido a reivindicarse, aún con toda la pasividad que pueda mostrar o los arranques de cólera que le arrebaten la calma cuando las aguas furiosas del Guárico, el Orituco o el Guaribe le levanten de asombros para decirles desde sus entrañas que esta cansados de sequedades y que necesita la frescura de sus vegas arrasadas por la depredación y la inconciencia de siglos de depredación.
Esos mismos personajes están memorados en el libro “Tomuzas: alba de la resistencia aborigen”, y que por primera vez son tomados en cuenta como elementos históricos aunque fueran sometidos a un acto de creación, respetando lo escrito por el periodista e historiador Pedro Calzadilla Alvarez y las crónicas e investigaciones de Carlos López Garces entre otros.
Como hemos sido advertidos que el silencio mediático es cómplice de la ignorancia, tal y como nos muestran la historia verdadera y diaria de la revolución bolivariana, igual se nos había negado la posibilidad de conocer las historias de nuestros ancestros, entonces tenemos la obligación de armar el rompecabezas de lo que dijeron los cronistas españoles, los curas dominicos y franciscanos, algunos de los cuales dejaron testimonios escritos que ahora tenemos que reconstruir.
Paradójicamente ese libro esta siendo distribuido en la esquina de San Francisco donde se dice se inició la fundación de la ciudad de Caracas, como si el destino marca el rumbo de la justicia histórica y el la Librería Historia del pasaje Humbolt de Gradillas a Sociedad.
La informaciones recogidas por cronistas medievales, como Pedro de Aguado, Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdez y Francisco Lopez de Gomara fueron relatos llevados por soldados y oficiales que viajaban a España desde América, muchas de esas historias luego sistematizadas por estos letrados, casi todo eran ficción aumentadas o reducidas según el interés de quien escribía u ordenaba escribir.
El etnólogo franco venezolano Marc de Civrieux en su libro “Los Cumanagotos y sus vecinos” (Fondo Editorial del Caribe 2005) destaca que ninguno de esos tres cronistas, Pedro Aguado, Fernandez de Oviedo y López de Gomara, nunca visitaron personalmente Tierra Firme en América.
Más las crónicas de los padres franciscanos partidarios de la doctrina de Bartolomé de las Casas, quienes dejaron testimonios desgarradores del sufrimiento aborigen americano, pero también de sus virtudes como seres humanos.
Desde entonces nos han tenido engañados, pero llegó la hora de desengañarnos, de reconocer nuestra propia historia y nuestros propios valores, como una obligación, como un deber, pero sobre todo como un derecho.
El año 1978, Salom Mesa Espinoza después de salir de la prisión San Carlos en una esquina de la Plaza Bolivar de Guaribe pidió entonces que teníamos la obligación de brindar a este pueblo bienestar social, económico y cultural, esa deuda moral y ética la estamos cumpliendo para reivindicar su memoria, cada quien en su área, en lo económico, político, social y cultural y estas historias de nuestros aborígenes es parte de esa reivindicación política y cultural que hoy esta más viva que nunca y nos dicen cual es la ruta a seguir.
Analizando la psicología del venezolano, del que habla en la Plaza Bolívar, del que habla en la esquina sobre sus problemas, de los acontecimientos domésticos, los chismes con salero de pueblo donde el candelero del invento aviva la llama del interés prohibido, veo la necesidad de estimular la esperanza de un mundo mejor posible, en la que todos tengamos oportunidades para el trabajo y la producción y que el dinerillo obtenido dignamente no le falta a la madre para la comida y la ropa y lo necesario para vivir dignamente.
Siento que hay que aumentar la estima por si mismo, de elevar su orgullo de campesino o del citadino y de sus valores de ciudadano, cuando uno habla con un pueblerino hay un discurso desesperanzador entre las líneas de sus palabras, que denota un reclamo y la gran responsabilidad por elevar los valores ciudadanos están en manos de los mandatarios locales por sus propios actos hasta hora creo en quienes están al mando del gobierno municipal, alcalde, concejales, consejos comunales, todo aquel que ostente el poder popular conferido en las elecciones y de acuerdo a la ley, tiene ese deber.
Los venezolanos todavía nos encontramos ante la encrucijada de avanzar o retroceder. Es imperdonable la irresponsabilidad de los funcionarios públicos al no cumplir y dejar en manos de algunos contratista la administración de la hacienda pública, nunca antes había hablado de esto, personalmente lo lamento, políticamente la indiferencia pública es el peor castigo para un ser social, pero lo que es del pueblo no se debe dilapidar y el peor enemigo de la Revolución Bolivariana.
Necesario es tener una visión estratégica, para resolver el grave problema del agua que es el problema del ambiente y sus recursos, incluyendo el humano.
Muchos que comparten lo que escribo están hoy presentes, a otros se los llevó Dios, pero todos hemos estado empeñados por años en darle una vida digna a este pueblo, varios décadas van, y algunos resultados vemos, pero hace falta más, en mejorar el agua, el ambiente, la salud, sus calles y caminos, la formación de sus niños y adolescentes y en ese empeño seguimos de edificar un verdadero municipio bolivariano, en construir en cada caserío, en cada comunidad la posibilidad de tener una estructura social que no es extraña a la que tenían nuestros ancestros, es la socialista, que ya existe, aunque algunos medios digan lo contrario, el socialismo no nos es extraño, somos socialista por vocación y acción, aunque a veces no nos demos cuenta, sino como explicamos las cayapas conuqueras, la solidaridad humana que se mostró en la tragedia reciente, las relaciones económicas solidarias, eso es socialismo.

PATRIA, SOCIALISMO O MUERTE, VENCEREMOS SIEMPRE…..

Aldemaro Barrios Romero
http//:bitacoralba.blogspot.com
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Portada del “Tomuzas: alba de la resistencia aborigen”
San José de Guaribe, 12 de diciembre de 2007.

lunes, febrero 04, 2008

El desconocido de Altagracia de Orituco

Altagracia de Orituco fue conocido en el mundo por un hecho trágico que hoy solo recordamos como anécdota de lo cotidiano según los partes de información de las empresas privadas de información venezolanos e internacionales, de otra manera hubiera seguido siendo una toponimia curiosa a lo mínimo y desconocida en toda la extensión de la palabra.
Cuatro asaltantes de bancos y unos medios que buscaban con afán perverso desenlaces que agrandaran los titulares del día, así como Venezuela o cualquier país del mundo es conocido sólo cuando ocurre un terremoto, un sunami o un hecho bochornoso de impacto noticioso .
Es la guerra informativa que agrietan la tranquilidad y paz de los pueblos, solo de esa manera es cuando estas poblaciones se conocen al ojos del ciudadano norteamericano, igual como Altagracia de Orituco es reconocido a los ojos de Venezuela, de otra manera son ocultos.
Esa tragedia pasada ocurrida en Orituco que conmociono al país y al mundo especialmente por la duración y desenlace de esa malaventura humana, hoy ya no importa, como no importa el estado deplorable de las carreteras que conectan esta población con el resto del país, ni tampoco la recuperación de las cuencas hídricas con el plan de reforestación sobre los bosques al norte del río Orituco que con esfuerzo ese pueblo consolida.
Jesús Rívas, productor agropecuario lee con asombro los titulares de las ultimas noticias referidas al caso, la curiosidad y el contagio colectivo le concentran por momento la atención en el suceso más impactante en la historia reciente de Altagracia, de donde es oriundo.
Sin embargo el camino a su sembradío de lechosa, distante a unos 30 kilómetros de la ciudad y el estado de la carretera le devuelve a su verdadera realidad, y el compromiso de pago de su crédito agrícola le confirman el tremendo esfuerzo que debe hacer para mantener su producción y honrar sus pagos al banco prestamista.
Sabe que esa es su principal ocupación y no quedarse mirando los titulares abombados de los medios cuyo negocio pasa por alto la situación deplorable en la que los productores tienen que hacer sus labores y el reconocimiento al trabajo creador de los abastecedores de alimentos que viven en esas llanuras.
Algún tiempo atrás el poeta y periodista venezolano Luís Alberto Crespo lo advertía cuando destacaba la crónica “El país ausente”, ese que no aparece en las páginas de los periódicos ni en las pantallas de televisión salvo que se trata de una crónica policial o un hecho trágico.
Escuchamos a través de RCN la emisora de radio colombiana como se recurría al morbo periodístico y se hacia apología al sufrimiento y al dolor de los rehenes en aquel trágico momento del asalto al banco y como se desacreditaba a un país como Venezuela, donde se indicaba con desparpajo taimado y patrañero que aquí se vive una dictadura.
Toda una montaña de mentiras como que el secuestro es nuestro pan de cada día como si la anarquía se había apoderado de una nación y el desastre era igual o peor que la que una ficción holliwodense esta acostumbrada a producir para confundir con extremos emocionales al espectador.
Los que vivimos aquí sabemos lo que esta ocurriendo, distinto a lo que muestran los medios privados conectados a los consorcios comunicacionales dependientes del Departamento de Estado Norteamericano, trabajando bajo el perfil y propósito de desacreditar a Venezuela, su pueblo y su gobierno.
A pesar de todo ese “país ausente” en los medios, sigue creando, trabajando y hoyando las trincheras de defensa de su revolución igual contra los enemigos internos como de los enemigos externos, tanto como los disfrazados como los descarados a quienes no se les debe dar tregua o perdonar.
Aldemaro Barrios Romero
aldemarobar@yahoo.es
Caracas, Venezuela.