viernes, septiembre 19, 2008

Huracanes de agua en la Serranía

Pudiéramos tomar como ejemplo una vasta región para explicar y de nuevo llamar la atención sobre el fenómeno climatológico, pero el “presentismo” como lo calificara el Profesor Mario Sanoja Obediente, nos atrapa y no vemos más allá de la emergencia al instante. Igual conversamos con Ministros, Viceministros o concejales de cualquier pueblo afectado por el fenómeno de las lluvias torrenciales, vaguadas o tragedias y el nivel de sordera es tal que sorprende al grado de conciencia que estos mandatarios tienen sobre el asunto.

Se trata de una realidad que nos golpea y pone de manifiesto la gravedad del peligro que se cierne sobre una gran población venezolana, de futuras tragedias, de la perdida de vidas y de infraestructuras sumamente costosas para el país que han sido destruidas por riadas derivadas de los huracanes caribeños.

El presidente Chávez constantemente habla del caso y Fidel Castro en un discurso que marcó hito ante el Papa Juan Pablo II el 21 de enero de 1998 en la Habana decía “de un medio ambiente que es destrozado sin piedad y tal vez sin remedio”; altos mandatarios y estadistas han hecho reiterados llamados sobre el asunto ambiental, pero de nuevo, pareciera que los responsables de iniciar cambios en estos escenarios son sordos

Cecilia Hart, militante revolucionaria cubana recientemente fallecida lo dijo en un artículo publicado en Aporrea titulado La Lucha revolucionaria contra los demonios: ”Los huracanes son consustanciales con el Caribe, pero su creciente magnitud y ocurrencia no lo son: son consecuencias de la prepotencia humana contra el equilibrio de la naturaleza.”

Cecilia escribe sobre un científico cubano que es experto en termodinámica y asuntos climatológicos el Dr. José Rubiera, quien es una autoridad de consulta sobre los huracanes y un detalle de su artículo me llama poderosamente la atención cuando señala la fecha del 31 de agosto del 2008 en que el huracán Gustav azotó el sur de Cuba sin un saldo humano que lamentar por la preparación, la organización y la conciencia del pueblo cubano sobre estos fenómenos, exactamente un año antes el mismo fenómeno dejó saldos lamentables en la villa venezolana de San José de Guaribe en el estado Guárico en el centro norte de Venezuela, y este año 2008 se repitió la historia aunque en menor grado.

No hemos sido capaces todavía de ver el alcance del desastre de la naturaleza cada vez que la afectamos mientras el tiempo pasa y que los organismo públicos responsables de tomar medidas estratégicas no las asumen, serán los concejos comunales los que están llamados a sumir el resguardo de sus vidas como pueblo organizado.

Producto de diversos acontecimientos trágicos durante el año 2006 y agosto 2007, el gobierno nacional y regional (Guárico) ha iniciado una serie de acciones de carácter coyuntural para resolver perentoriamente la situación social trágica como consecuencia de las riadas, sin embargo y a pesar de que se han hecho propuestas para abordar el mencionado problema desde el ángulo estratégico y de la participación popular a través de los consejos comunales y los cuerpos sociales involucrados de forma ordenada, poca a casi ninguna ha sido la respuesta a los problemas de fondo.

La participación ciudadana en la capacitación humana para la recuperación de los sistemas ecológicos gravemente afectados por la incesante afectación sobre estos sistemas naturales que proveen de agua y suministrarán el preciado líquido a las generaciones por venir, será una de las formas más contundentes para ir reduciendo los riesgos ambientales

Las redes hidrográficas que se originan en la Serranía del Interior, son en su mayoría drenajes de régimen permanente, que han ido cambiando a régimen intermitente (tienen agua sólo en época de lluvia) y aumenta drásticamente su caudal a medida que desciende desde las zonas altas hasta las zonas bajas.

La Serranía Maestra del Interior, ubicada entre Guárico y Miranda es una de nuestras fronteras protectoras de las colas de los huracanes caribeños, no obstante cuando estos vienen preñados de nubes cargados de agua se desplazan enormes cantidades de líquido sobre las filas serranas desnudas de montañas que van a caer sobre las cuencas vacías para alcanzar un fuerte impulso por efecto de la fuerza de gravedad y de la ausencia del colchón de orgánico producto del ciclo biológico natural del ambiente tropical.

Esa serranía no solo es proveedora de fuentes de agua para la subregiòn barloventeña sino para decenas de poblaciones ubicadas en Guárico y Anzoátegui cuya vocación es fundamentalmente agropecuaria por lo que el agua es el principal recursos para la producción, sino que también resulta una zona protectora de uno de los sistemas ecológicos más diversos ubicados en la zona norte de Venezuela

Los espacios de montaña que existieron hacen cien o cincuenta años atrás hoy son pajonales resecos destinados al pastoreo de ganado vacuno y a la proyección de explotación mineral para la extracción de sílice como materia prima para la elaboración de cemento blanco (caso Guaribe); cada año las cuencas altas reciben más y más candela; dentro de un par de años las aguas que caen se habrán llevado la delgada capa orgánica que resiste hoy para dejar la tierra árida y la piedra por donde el agua a torrenteras fractura las cuencas vacías que ya no tienen la esponjosidad de las capas de humos que retienen el agua y permiten que estas corran con menos violencia hacia las cuencas bajas.

Hemos sido testigos del avanzado estado de deterioro del ambiente producto del mal uso y desconocimiento de la vocación de la tierra, de la ausencia de procedimientos técnicos avanzados en el manejo de esta y de los riesgos potenciales que mantienen a estas poblaciones bajo la zozobra de los drásticos cambios climatológicos que han derivado en tragedias con dramáticas perdidas humanas y materiales que suman cifras mil millonarias en términos de infraestructura y gran cantidad de áreas cultivadas arrasadas por las riadas con sus respectivos agravantes sociales.

En Venezuela se talan anualmente cerca de 400 hectáreas de bosques, esa es una cifra alarmante entendiendo el grado de afectación del ambiente producto del calentamiento global, desde la Cuarta República se han eliminado en gran parte del territorio nacional los pluviómetros que permiten conocer los niveles de lluvia que caen en el territorio, no obstante las distintas operaciones que realiza el Gobierno Bolivariano con la Misión Árbol y otros proyectos de recuperación de cuencas, no vemos un avance en el tema, al contrario las tragedias producto de riadas y vaguadas es cada vez más persistente y ocurren con mayor frecuencia y cada vez con más afectación a la población.

La situación hoy es crítica, y se agrava por la falta de conciencia de los mandatarios locales y administrativos del gobierno central responsables del tema ambiental, desde alcaldes, concejales, gobernadores, viceministros y ministros, para detener la tala irracional e iniciar planes urgentes en recuperación de cuencas hídricas en estado de grave deterioro. Hay tiempo y no hay, todo depende de nuestro grado de conciencia sobre el asunto.


Aldemaro Barrios Romero.

venezuelared@gmail.com