La voz de origen aborigen “Tomuza” ha sido usada en Venezuela desde tiempos remotos para significar pelo desordenado, es una voz cuyo etimología original en lengua arawac significa “montaña” dicen algunos especialista, sin embargo los venezolanos la entendemos como cabellera abundante y desordenada, recordemos la moda de los años 70, cuando los jóvenes de entonces llegaron a usar unas enormes “tomuzas” que eran conocidas como afros.
Sin embargo detrás de su significado hay unos códigos que debemos desclasificar cultural e históricamente puesto que se trata no de una simple voz o de una toponimia cualquiera.
La designación de tomuza, “pelo abundante o desordenado”, viene muy probablemente por la manera como los aborígenes tomuzas usaban su pelo, y quizás el sentido peyorativo viene de la visión racista de los grupos sociales dominantes de la época de la colonia, significado que hoy día se mantiene en el habla coloquial venezolana. Escuchamos con frecuencia decir a las madres “Muchacho péinate esa tomuza” “Córtate esa horrible tomuza que pareces un indio”. Sobran las explicaciones.
Los aborígenes tomuzas fueron una nación que por el territorio ocupado y por los registros de cronistas de la “conquista”, dieron mucho que hablar y mucho que lidiar a los españoles de los siglos XVI, XVII y XVIII y cuya historia fue enterrada con la misma intensidad con que trataron de borrar las huellas de los tomuzas por los que escribieron la historia de este país.
Deducimos, con todo el riesgo que ello implica, que los tomuzas derrotaron a los españoles militarmente durante los dos primeros siglos de guerra hispano aborigen, especialmente después que estos aprendieron a usar y a fabricar la pólvora, adquirieron y usaron armas de fuego de la época, por lo que dicen los registros de los cronistas españoles, y solo fueron derrotados culturalmente por los religiosos franciscanos dominicos, quienes en campañas de evangelización se internaron en un territorio de “indios de guerra” que abarcaba todo el territorio norte del hoy estado Guárico, Barlovento y parte del noreste del estado Anzoátegui, territorio inexpugnable e infranqueable protegido por una serie de grupos étnicos naturales liderados por los tomuzas.
Fueron estos “indios de guerra” un verdadero dolor de cabeza para las autoridades españolas en tanto que la colonización del oriente y el dominio de los llanos resultaba una prioridad comercial por el cuero de ganado y otros productos que era mercadeado a Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico y extraídos de estas tierras con el sudor de los indios y los negros esclavos.
Fue con las palabras dulces y la mansedumbre de los dominicos como los tomuzas fueron exterminados, largados a los lugares más intrincados de las montañas del hoy estado Miranda, sometidos, divididos y confinados a las minas a Apa y Capara. Minada culturalmente la nación Tomuza, se desorganizó y dejó de ser un “peligro” para los intereses de la Corona española.
Hoy para significar “tomuza” además de la designación de pelo desordenado, queda una toponimia cuyo nombre es “La Tomuza”, se trata de un caserío en un centro de montaña cercano al cerro El Bachiller en el Municipio Pedro Gual del estado Miranda, que de casualidad no fue borrado del mapa por los bombardeos de los camberras contra las poblaciones campesinas herederos los fieros “indios de guerra” que apoyaban al movimiento guerrillero de los años sesenta y desde donde operó el Frente Guerrillero “Ezequiel Zamora”.
Los venezolanos y venezolanas de hoy, tenemos en los Tomuzas las virtudes de un pueblo que resistió victoriosamente durante más de dos siglos la afrenta contra la libertad de un pueblo que trataron de imponer los “conquistadores” y que lejos de darle un significado peyorativo a esa palabra es motivo de orgullo y de dignidad.
Aldemaro Barrios Romero
aldemarobar@yahoo.es
domingo, junio 11, 2006
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