lunes, julio 24, 2006

PROSPERO INFANTE MARRERO

Por: Arturo Graffe Armas

Un rostro sin manchar y un semblante sin espinas; un viajero que se fue, sin anunciar su
despedida; un creador de ideas con valentía para realizarlas; un sembrador de versos, como lo
fue su progenitor; una gota de agua para la santa sedienta.
Tenía soltura de palabras para la improvisación de sus discursos y la redacción de sus escritos,
lo que le ganó la admiración de nativos y foráneos. Mi libro “Brisas y Brotes del Tiempo” así lo
reafirma en el prólogo de su autoría.
En sus declaraciones, siempre dio lo mejor de sí. Ponderado como su hermano Rodrigo. Podríamos llamarlo un Juez de Paz, por ser trinchera contra los desmanes. Manejaba un vocabulario universal del pensamiento educativo y filosófico.
En el trayecto del trabajo al hogar, sus discípulos lo rodeaban para hacerle preguntas y aun cuando le retardaban el almuerzo, él disfrutaba de ese comportamiento de los educandos y para colmo sus amigos le estropeábamos sus ratos de descanso.
Ya era muy común en los pueblos de la comarca oír esta expresión “Anda casa de Próspero para que te solucione tus problemas”.
En épocas pasadas ocupó varios cargos en el Ejecutivo Regional y no imponía horarios para atender a quienes a él acudían.
En vida recibió varios reconocimientos y se empinó para ver el efecto de la transformación social. Ahora se convirtió en camino, ejemplo, sol, calor, luz, tierra fértil y la alegría del aire en movimiento alrededor de los suyos.
La intelectualidad guariqueña y en especial del Orituco, está en deuda con su obra.
En Altagracia de Orituco a tres meses de su partida.

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