LA EDUCACIÓN EN VALORES

Por: T.S.U. Solángel Osío

Participante de Administración Mención Informática de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, Convenio FIEC-UNESR en Altagracia de Orituco, estado Guárico.
Facilitadora: Lic Criseida Ortuño.

Los valores son la expresión de la conducta humana. Lo que diferencia a una cultura de otra es la configuración de los valores humanos y cómo éstos se encuentran jerarquizados en la sociedad. El empobrecimiento latente en decenas de países comúnmente se debe al factor valor y a la forma en que se difunde, se enseña o se construye. De allí que la educación y la escuela sean tan importantes en esta labor.

Ese viejo cliché de que los niños son el futuro de la humanidad reivindica la necesidad de educar en valores para poder tener un mejor porvenir y no simplemente un futuro. Si el niño aprende en la escuela valores como la responsabilidad, el respeto y la solidaridad, entre otros, estará más apto para convivir en sociedad y contribuir con el desarrollo del país. En cambio si la carga de los antivalores es mayor habrá delincuencia, corrupción, pobreza y atraso. Pero como nadie quiere eso para su país entonces hay que trabajar por la educación en valores de manera continua y comprometida.

Hay que resaltar que la responsabilidad de educar en valores no es exclusiva de la escuela, también la familia es fundamental en este proceso. Los padres y demás familiares deben reforzar los valores aprendidos por los niños y enseñar otros nuevos para que su crecimiento como personas sea satisfactorio para sí mismos, para la familia y para la sociedad.

Es sabido que los medios de comunicación, el internet, los video-juegos y tantos otros factores predominantes en el entorno del niño, pueden ser perjudiciales en su formación como individuo, por eso el proceso de enseñanza-aprendizaje de valores éticos y morales es una tarea que debe tomarse muy en serio.Es importante que el docente en el aula de clases enseñe a los niños a construir significados en torno al tema de los valores. Venezuela merece rebasar el estatus de tercermundista pero antes debe superar los clásicos problemas socio-económicos que han sido producto de la inadecuada configuración y jerarquización de los valores en nuestra cultura. Si no queremos más delincuencia, ni corrupción, ni pobreza ni atraso entonces eduquemos en valores.