T.S.U. YENNYS PEREZ PEREZParticipante de Administración Mención Informática de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, Convenio FIEC-UNESR en Altagracia de Orituco, Estado Guárico.Facilitadora: Lic Criseida Ortuño
La ética es una parte de la filosofía que explica la conducta de los seres humanos y su desempeño en todas las áreas de su vida, desde una óptica de “la moral y las buenas costumbres”. Hablar en términos éticos significa el “deber ser” de la valoración moral de los actos humanos; resumida en la actitud adecuada de un individuo ante un entorno familiar, social, económico, político, institucional, entre otros.
En este sentido, la actitud de un individuo está condicionada por una ética adecuada o inadecuada; a esto se suman las motivaciones, los valores o principios morales que caracterizan el perfil, personalidad o carácter del ser humano adquirido en el seno familiar durante el proceso de su formación y preparación para enfrentar los retos de su entorno. Es decir, lo que proyectamos al resto de la sociedad indistintamente de nuestra clase o al estrato social; es el reflejo o resultado de la formación de nuestros criterios y parámetros personales de comportamiento (conciencia propia).
Es así como se cuestiona, y generalmente se debate acerca de la buena o mala praxis de un profesional en cualquier rama de las ciencias; ya sean puras, sociales, gerenciales, entre otras; infiriendo así; si el diagnostico de un medico y el tratamiento que este sugiere es acertado o no, si la información que emite un periodista es realmente imparcial, veraz y objetiva, si los procedimientos administrativos de un profesional (contador publico, economista, administrador), es transparente y libre de corrupción.
Ni hablar de la opinión del colectivo en general acerca de la gestión de un alcalde, gobernador o presidente de la Republica; además del tren ejecutivo que le acompaña: Directores, Secretarios y Ministro de diversas índoles.
Cabe entonces preguntar, ¿todos los Funcionarios Públicos son corruptos?, ¿acaso ser Funcionario Publico es tener la facultad sobrenatural de dar respuesta a todo por arte de magia? Es evidente que la labor del Funcionario Publico debe concentrarse en idear mecanismos que permitan producir cambios positivos en una sociedad que demanda infinidad de necesidades complejas, donde la única responsabilidad debe ser diseñar y ejecutar políticas sociales, velando por la transparencia y honestidad en cada proceso.
Hay dos vertientes en la Gerencia Publica, donde el que decide de manera neutral e impersonal debe equilibrar entre cumplir los deberes inherentes al cargo que ocupa, y los valores personales y generales compartidos por todos los ciudadanos que de una u otra forma esperan una respuesta, demandan atención de manera integral y responsable a sus necesidades y requerimientos.
De hecho en nuestro país se ha establecido un código de Ética Especifico, centrado en un conjunto de leyes que establece el “Deber Ser” del desempeño legitimo, transparente e imparcial de las funciones publicas: la objetividad, la responsabilidad, la transparencia, integridad y neutralidad, la honestidad, el liderazgo y la rendición de cuentas; que en algunos casos se cumple y en otros “NO”; pero el punto de discusión y la realidad que caracteriza a nuestra sociedad venezolana es que LA ÉTICA EN LA FUNCIÓN PUBLICA ES UNA ESPECIE EN PELIGRO DE EXTINCIÓN.
Esto se lo podemos atribuir a la crisis intelectual, ética y de valores, cultural, social, política y económica que enfrentamos hoy día, es decir; vivimos en una crisis global de valores y de principios donde solo la conciencia puede guiarnos y conducirnos en la toma de decisiones para el beneficio de la sociedad; teniendo en cuenta que el funcionario público es un servidor, agente de cambio, que se debe a un colectivo que merece una respuesta responsable, honesta y principalmente humanista lejos de la insensibilidad; procurando el bien de nuestros semejantes de manera desinteresada y con la satisfacción de aportar soluciones a nuestro entorno.
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